Síndrome de Alienación Parental (SAP)

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En ciertos procesos de separación contenciosos aparece el llamado Síndrome de Alienación Parental (SAP). Es un proceso que consiste en programar a un hijo para que odie a uno de sus padres sin que tenga justificación. El padre alienador, confía en su hijo sus sentimientos negativos y las malas experiencias vividas con el progenitor ausente haciendo que el hijo absorba la negatividad del progenitor.

En el S. XXI la familia ha evolucionado, primero tan sólo existía el modelo tradicional de familia, donde hay dos progenitores, uno de cada sexo, viviendo de manera independiente. Las tareas están repartidas; el hombre trabaja fuera de casa y es el responsable de la economía familiar, mientras que la mujer se ocupa de la casa y de los hijos.

Pero a medida que pasa el tiempo surgen nuevos tipos de familia; monoparentales, uniones consensuales (sin vínculo legal), separación y divorcio, familias formadas después de la ruptura de una unión familiar previa, familias cuyo padre es el responsable de los niños, familias con hijos no biológicamente unidos a los padres (adopción o reproducción asistida) o parejas homosexuales.

Las más numerosas quizás en nuestra sociedad son las de separados y divorciados, en las cuales la ruptura de los padres se consideraba fatal para los hijos, con consecuencias traumáticas, sin importar la manera en que se producía.

Tras la separación no todo son buenas relaciones y comprensión, sino en muchas ocasiones, conflicto y discusión. Con el divorcio, el juez debe decidir a quien dar la guarda y custodia del menor o menores.

La palabra custodia define el derecho y el deber de un padre a mantener al hijo en su hogar familiar, así como el derecho y el deber de ese padre de atender las necesidades de su hijo y prodigarle los cuidados que necesita cada día.

Entre los criterios seguidos mayoritariamente por los profesionales en la asignación de la custodia se encuentran:

• Mantener el contexto del niño (colegio, amigos y familiares).
• La salud mental de los progenitores.
• Las habilidades educativas de los padres.
• Que favorezcan las visitas con el otro progenitor.
• Actitud de respeto hacia el ex cónyuge.
• El desarrollo del apego.
• Las preferencias expresadas por el menor.

Suele hacerse mayor hincapié en aquellos aspectos que puedan garantizar la salud psicológica del menor, independientemente de cual sea el progenitor que vaya a poseer la custodia.
Aunque se intenta que la decisión que se tome sea la mejor para el menor, en ocasiones surgen situaciones de riesgo para el desarrollo emocional del niño y que propician la aparición de alteraciones psicológicas en la infancia. Algunas de estas situaciones son las siguientes (Fernández y Godoy, 2005):

El niño hipermaduro.
Niños que aparentan una madurez superior a la de su misma edad. Pero que tras esta madurez se esconde un sufrimiento en silencio por no atreverse a expresar sus sentimientos, ya que ven mal a sus padres y quieren hacer creer que no les afecta la separación para que estos no se preocupen.

El niño espía.
Cuando se bombardea a los hijos con preguntas sobre el otro progenitor, sobre qué han hecho con ellos, con quien han estado… Pero las respuestas de los hijos provocan distintas reacciones en los padres, que los hijos captan haciendo que puedan entrar en un conflicto de lealtad.

Conflicto de lealtad.
El conflicto se produce en el menor cuando sabe que si contesta, desagrada a uno de sus padres y si no contesta puede ser causa de un enfrentamiento entre ellos. El niño no quiere desagradar a ninguno de los dos, lo que crea la situación de conflicto.

El niño dividido.
Cuando se intenta negar la existencia del otro progenitor, el niño aprende que ciertos temas son tabú, ni siquiera se atreven a llevar un juguete a casa que les haya regalado el otro progenitor, lo que lleva a algunos menores a llevar una doble vida, saben que cuando están con uno, no deben existir signos o muestras de la relación con el otro. Esta situación les lleva a vivir una realidad dividida.

El niño mensajero.
Se utiliza al menor para transmitirse mensajes de uno a otro.

El niño colchón.
El niño que amortigua el conflicto entre sus padres. Los padres descargan sobre el hijo la rabia ante las actuaciones malintencionadas del ex, soportando descalificaciones y desvalorarizaciones de uno contra el otro, sin delatarles en ningún momento.

El niño confidente.
Niños que son utilizados como confidentes del conflicto de pareja por uno de sus padres. Los niños se sienten culpables y traidores ante el otro progenitor porque tiene una información que les afecta y que ocultan, al mismo tiempo que sufren en silencio una angustia por una posible ruptura, lo cual puede dañar la estabilidad psicológica del menor.

El niño víctima del sacrificio de su madre/padre.
Cuando la madre o el padre dice frases como “lo he sacrificado todo por ti” el niño crece sintiendo que es una carga y piensa que su madre o padre lamenta su existencia por el tono de reproche que capta en sus palabras lo que crea en el niño un sentimiento de culpa.

El niño bajo el síndrome de alienación parental.
Proceso que consiste en programar a un hijo para que odie a uno de sus padres sin que tenga justificación, el hijo da entonces su propia contribución en la campaña de denigración del padre alienador. El progenitor alienador confía en su hijo sus sentimientos negativos y las malas experiencias vividas con el progenitor ausente y el hijo absorbe la negatividad del progenitor.

El síndrome de la madre maliciosa.
Se refiere a la figura materna. La madre intenta injustificadamente castigar a su ex marido (indisponiendo al niño contra el progenitor, implicando a otras personas en sus actos maliciosos o manteniendo litigios judiciales durante años), interfiere en el régimen de visitas y en el acceso del padre a los hijos. Se producen un patrón de actos contra el padre (contarle a los niños mentiras sobre que en realidad no es su padre, que no paga la manutención, que la maltrataba, etc.). El patrón comportamental no se debe a ningún trastorno mental aunque no lo excluye.

El efecto bumerán.
Se produce cuando el desprestigio y la desvalorización vertida sobre uno de los progenitores y que en su momento propició una alianza con el propulsor de esta campaña, se vuelve en contra de este.

Como se ha podido observar son múltiples las situaciones de riesgo en las que el menor se puede encontrar como consecuencia de la actitud de los padres. Por todo ello, el psicólogo tiene una función importante que cumplir en los procesos de separación.

Algunas de estas funciones son (Martín, 1993):

• Favorecer las informaciones y comunicaciones entre padres e hijos sobre la separación y sobre los planes de futuro para éstos, a fin de que el futuro sea más previsible para los menores y menor generador de incertidumbres.

• Ayudar a los hijos a entender, comprender y soportar mejor los cambios que acontecen.

• Apoyar y fomentar las actitudes y conductas de autonomía e independencia de los hijos frente a los conflictos conyugales.

• Disminuir los riesgos de las alianzas entre un padre y unos hijos dirigidos a enfrentarlos con el otro padre.

• Ayudar a diferenciar y esclarecer qué tensiones conyugales se hallan más allá de los hijos pero suelen expresarse a través de ellos.

• Favorecer los comportamientos de tolerancia a las separaciones parciales entre padres e hijos.

• Ayudar a los padres a entender como normales y a soportar las expresiones de contrariedad, rabia, etc, de los hijos asociados a la separación.

• Promover comportamientos más flexibles sobre las horas y fechas de estancia con los no custodios.

• Ayudar a evitar la delegación que realizan en los menores para que éstos asuman la decisión de con quien convivir, cómo planificar las visitas, etc.

Frecuentemente en los procesos legales se establece un círculo vicioso en la lucha establecida por los ex cónyuges para intentar llegar a acuerdos, derrochando tiempo, dinero y conflictos que transcienden a los hijos. La mediación familiar tiene como objetivo reabrir el diálogo entre los ex cónyuges para crear un ambiente de colaboración que, por lo general, el ámbito jurídico impide.

El Síndrome de Alienación Parental es un proceso que consiste en programar a un hijo para que odie a uno de sus padres sin que tenga justificación.

El hijo da entonces su propia contribución en la campaña de denigración que ofrece el padre alienador en contra de su ex pareja.

Ante este síndrome, existe un patrón de síntomas que suelen aparecen en los menores afectados
Síntomas primarios en niños afectados con SAP (Gardner, 1985):

1. Campaña de denigración hacia uno de los progenitores. Se manifiesta verbalmente y en los actos.

2. En los menores se observan continuas descalificaciones hacia su padre: Débiles, absurdas o frívolas justificaciones para el desprecio. Muchas de las quejas presentadas por los menores carecen de coherencia suficiente para justificar el no mantener visitas con el progenitor no custodio.

3. Ausencia de ambivalencia. Todo es bueno para un padre y todo es malo para el otro.
Están seguros de ellos y de su sentimiento hacia su padre; el odio.

4. Fenómeno del “pensador independiente”. Los niños afirman que la decisión de rechazo es completamente suya y niegan la influencia de cualquier persona. En este caso da la sensación que el hijo mayor está asumiendo el papel de pareja más que de hijo.

5. Apoyo reflexivo al progenitor “alienante” en el conflicto parental. Los menores aceptan la validez de las alegaciones de la madre contra el padre aunque se les ha demostrado lo contrario.

6. Ausencia de culpa hacia la crueldad y la explotación del progenitor alienado. Los hijos no sienten ninguna culpabilidad por la denigración o la explotación del progenitor alienado.
Muestran total indiferencia hacia los sentimientos de su padre.

7. Presencia de argumentos prestados. El hijo cuenta hechos que no ha vivido él manifiestamente o que ha escuchado contar. Además conoce todos los procedimientos legales que existen entre sus padres.

8. Generalización a la familia extensa. En este caso hay un claro desprecio hacia la familia del padre y sus amigos y hacia la familia materna que apoya a su padre.

A pesar de que se les demuestra lo contrario a las razones que muestran para rechazar a su padre, ellos siguen creyendo a su madre y oponiéndose a cualquier cosa que esté relacionado con su padre.

EL SAP EN LOS PADRES.
El Síndrome de alienación parental en los padres suele surgir cuando el progenitor alienador es una persona sobreprotectora. Puede estar cegada por su rabia o por un ánimo de venganza, provocado por los celos o por la cólera.

El progenitor alienador se ve como víctima, tratado injusta y cruelmente por el otro progenitor, del cual se quiere vengar haciéndole creer a los hijos que el otro tiene toda la culpa.

Síntomas que aparecen en la madre:

1. Para el progenitor alienador, el tener el control total de sus hijos es una cuestión de vida o muerte. No es capaz de individualizar. En la madre se observa una actitud con sus hijos de estrecha relación que va más allá de la simple relación madre-hijos. Les hace participar en todas sus ideas, problemas y preocupaciones.

2. El progenitor alienador no respeta las reglas y no tiene costumbre de obedecer las sentencias de los tribunales. Cree que las reglas son para los otros.

3. El progenitor es incapaz de ver la situación desde otro punto de vista que no sea el suyo, especialmente del de sus hijos. En ocasiones tiene dificultades para diferenciar entre decir la verdad y mentir.

4. No es capaz de entender que sus hijos puedan y deban ver a su padre. El progenitor alienador finge de manera hipócrita su esfuerzo en empeñarse para que los hijos visiten al otro progenitor.
Este es uno de los aspectos más observados en la madre de los menores. Manifiesta su deseo de que sus hijos vean a su padre, pero no ofrece ningún reparo en manifestar delante de los menores todas las quejas que tiene sobre el padre.

5.Durante una evaluación el progenitor alienador puede mostrar fallos en su razonamiento. Se basa en mentiras e ilusiones, llegando en ocasiones a lo absurdo y lo increíble.poco a poco que se relaciones con él.

La finalidad de los especialistas sería la reinstauración de la relación paterno-filial, así como el cambio de actitud de la madre con respecto a sus hijos y el trato de éstos con su padre.

Fuente: Síndrome de Alienación Parental (SAP) en Procesos de Separación.
Elia Ros, Arantza Domingo,Olga Beltrán. Universitat Jaume.

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