Los trastornos de la conducta alimentaria son alteraciones en la forma, los tiempos y la calidad de lo que comen las personas. Si bien pueden ser perjudiciales para la salud de la persona, sus emociones y sus relaciones personales, también es posible que el trastorno sea la consecuencia de esos desórdenes y no al revés.
Existe la idea de que los trastornos de alimentación ocurren más entre la población femenina que en la masculina. He aquí algunas estadísticas.
Entre el 90% y el 95% de la gente que tiene trastornos en la conducta alimentaria son mujeres.
Según la Asociación Norteamericana de Obesidad el número de mujeres que están insatisfechas con su imagen corporal es de alrededor del 90%. Es decir, nueve de cada diez mujeres no están contentas con su cuerpo;
Más de un 40% de las mujeres viven haciendo dietas en forma discontinua. Comienzan y abandonan sin obtener los resultados buscados, o al menos sin mantenerlos, dado que deben recomenzar las dietas;
Entre el 80% y el 90% de las dietas fracasan o no logran mantener el peso deseado.
Como consecuencia natural, tenemos las siguientes estadísticas:
Un 10% de las mujeres desarrolla en forma transitoria o permanente un desorden de la alimentación no específico;
5% de la población femenina padece de bulimia nerviosa,
2% de las estudiantes, anorexia nerviosa.
La incidencia por muerte en la anorexia nerviosa ha crecido del 5 al 7% en los últimos 10 años, según cifras de la OPS.
Si estos datos te parecen desalentadores, sólo te mencionaremos que otros investigadores dan números aun más preocupantes.
Una interpretación de estos números nos sugiere que la disconformidad con el propio cuerpo (que como decíamos afecta al 90% de las mujeres) es el principal factor de riesgo para entrar en el mundo de las dietas y de las obsesiones.
Y en todo este fenómeno el papel de la sociedad es primordial. El modelo ideal de figura y peso femenino, tal como se lo utiliza en la publicidad actual, atenta contra la salud de la mujer, por exigir un peso que la mayoría de las mujeres no puede ni debe alcanzar.
Sin duda, por la persistencia de esta tendencia, es lamentablemente cierto que una mujer delgada tiene más posibilidades de tener éxito, de conseguir un trabajo o una pareja.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que esta exigen¬cia estética es la forma moderna de dominación sobre el cuerpo de la mujer en nuestra sociedad occidental.
Pero vale la pena resaltar que para más de la mitad de la población mundial ser delgado no es algo valioso, sino todo lo contrario.
No es algo fácil de resolver y nos involucra a todos. También a los autores de este libro que, con estos mapas que intentan mostrar una forma de salida, hacen su aporte —mínimo pero significativo— para lograr un cambio de mentalidad que abra nuevas perspectivas, con el fin de estar bien a pesar de las presiones.
¿Has sufrido algún trastorno alimentario? ¿Cómo ayudas a prevenirlo?