En mi práctica clínica constantemente veo adultos a quienes no se les ha permitido crecer, volar, independizarse, equivocarse, aprender.
Por múltiples factores, y muchos ligados a la culpa o a los miedos que los padres les han infundado, veo a adultos discapacitados emocionalmente, que no saben qué decisiones tomar o que temen la desaprobación de sus padres ante sus conductas.
Han decidido vivir la vida que sus padres les dijeron que eran la correcta por una obediencia ciega, por temor a la desaprobación, y por más absurdo que te parezca, porque no conciben el hecho de defraudar a sus progenitores.
Este hecho lo he visto con mayor frecuencia en hijos con lealtades extremas hacia sus madres, pero también se da con las figuras paternas.
Hijos que no se atreven a decir sus preferencias sexuales, porque saben que si las abren dejarán de ser amados, porque razonan que no son merecedores de amor debido a sus decisiones, porque saben que no pueden ser amados por el sólo hecho de ser.
Lealtades invisibles que se han formado desde las más tiernas infancias, en los que el orden de amor se ha intercambiado… Hijos adolescentes que sienten que deben cuidar a sus padres de cualquier daño que ellos mismos pueden ocasionarles, que se sienten culpables de la infelicidad de sus progenitores, y todo esto por mensajes distorsionados que han recibido de ellos.
En su libro Toxic Parents, Susan Forward distingue 6 modalidades de padres tóxicos:
- Padres inadecuados. Son aquellos que constantemente se concentran en sus propios problemas logrando que sus hijos se conviertan en mini adultos, que desde muy pequeños los cuidan.
- Padres controladores. Utilizan la culpa, la manipulación y la sobreprotección para tener pleno control de la vida de sus hijos.
- Alcohólicos o adictos. Generan un ambiente de tensión emocional por el abuso de sustancias, aunado a la negación de la enfermedad. Tienen cambios de estado de ánimo caóticos y sus adicciones les dejan muy poca energía para cumplir adecuadamente su rol de padres.
- Abusadores verbales. Utilizan groserías o motes despectivos para dirigirse a sus hijos. Son sarcásticos, desmoralizan a sus hijos mediante una devaluación constante.
- Abusadores físicos. Incapaces de controlar sus impulsos, especialmente la ira, constantemente responsabilizan a sus hijos por su ingobernable comportamiento.
- Abusadores sexuales. Abiertamente sexualizan con sus hijos, o son altamente seductores, confundiéndolos y destruyendo lo más sagrado que tiene un niño: la inocencia.
Si te sientes como un niño indefenso que requiere protección a pesar de que ya eres adulto, tal vez estás siendo manipulado por unos padres tóxicos, que a su vez, aprendieron conductas erróneas de lo que la paternidad significaba, desde sus propias historias personales. Todos somos hijos(as) de alguien.
Si crees que necesitas apoyo para reordenar tus patrones familiares, llámanos o agenda una cita.